Estos ultimos dias creo que estuve escribiendo un volumen de textos similar a los que habre escrito en todo el año pasado. No los posteo porque todavia falta la fase en que los reviso, corrijo, etc. Pero realmente es satisfactorio escribir con cierta regularidad, desahogando esa necesidad de largar todo para afuera como literatura.
Contribuyo a esto esas noches que me quede hasta altas horas escribiendo y escribiendo, como solia hacer en una epoca mas prolifica. La noche es realmente el momento mas fructifero para mi en todo sentido.
Yo soy nocturno. Pero no por eleccion, por costumbre o por algun otra excusa condescendiente de aquellos que se creen que todo lo que se aparta de la norma "natural" de la humanidad es una actitud forra de parte de uno. La gente que es nocturna como yo (y no soy el unico, he tenido noticias de otros en las mismas condiciones que yo) simplemente no pueden irse a dormir de noche. No solo no tienen sueño, sino que el hecho de agarrar e ir a acostarse requiere de un esfuerzo conciente y considerable. Cuando llega la noche nos despertamos, estamos alertas, nuestras energias se renuevan y ni nos damos cuenta que ya son como las 4 de la mañana. Y no es porque nos levantamos tarde. Yo me levanto todos los dias alrededor de las siete, siete y media de la mañana para ir a trabajar. Pero llega la noche y me resulta fisicamente imposible acostarme a dormir antes de las dos de la mañana.
Y si por alguno de esas casualidades nos acostamos temprano y descansamos re bien, igual nuestra mañana sigue siendo un desperdicio, una mala idea. Yo recien puedo considerarme despierto a partir de la una de la tarde, despues del almuerzo. Antes, soy inutil.
Mientras, el mundo sigue transcurriendo de dia, ignorandonos o despreciandonos, dandonos epitetos de los mas injustos. Y la noche, tierna amiga, nos envuelve en su abrazo estimulante mientras nos dedicamos con toda nuestra pasion a las tareas que podemos realizar en ese horario.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
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