
Una vieja frase me da vueltas en la cabeza desde hace mucho. Es una frase interesante, con ritmo propio; una frase con un significado del cual puedo ser partidario, que me estimula diversas conjeturas. Desconozco si es mia o si la oi por ahí, pero por las dudas, considero que merece aparecer en papel.
Me siento, y empiezo a pensar, a laburar, a moldear una maldita idea que se retuerce, corre, salta, se escabulle, muerde, escupe... pero poco a poco voy dandole forma. No es un trabajo sencillo ni glamoroso, por mas que uno siempre intente disfrazarlo de esa manera. Los penosos minutos, horas o dias que puede llevar este proceso se alargan, y al terminar dan por fruto algo que antes no existia. Yo lo considero hermoso, pero es normal: soy el padre. Y ahí esta la frase: plasmada en toda su gloria.
Luego de observar atentamente mi obra, de limpiarla de impurezas, de corregir algunos errores que ahora noto, que se me escaparon en las sucesivas relecturas y correcciones, me recuesto y suspiro satisfecho: un texto mas que se abre camino, una frase nueva revoloteando por sobre mis textos.
Me siento, y empiezo a pensar, a laburar, a moldear una maldita idea que se retuerce, corre, salta, se escabulle, muerde, escupe... pero poco a poco voy dandole forma. No es un trabajo sencillo ni glamoroso, por mas que uno siempre intente disfrazarlo de esa manera. Los penosos minutos, horas o dias que puede llevar este proceso se alargan, y al terminar dan por fruto algo que antes no existia. Yo lo considero hermoso, pero es normal: soy el padre. Y ahí esta la frase: plasmada en toda su gloria.
Luego de observar atentamente mi obra, de limpiarla de impurezas, de corregir algunos errores que ahora noto, que se me escaparon en las sucesivas relecturas y correcciones, me recuesto y suspiro satisfecho: un texto mas que se abre camino, una frase nueva revoloteando por sobre mis textos.